Llega un punto en la vida en la que empiezas a sentirte un poco Garfio. Viejo, solo y acabado. Me produce una tristeza inmensa, incontable, crecer. No porque eche de menos tener 16 años, eso ya ni siquiera me importa demasiado. Es porque dejas de creer que los sueños , o al menos alguno, puedan cumplirse, si es que ya no has capitulado. O porque llanamente, dejas de soñar. Esa mágica capicidad que tenemos algunos de evadirnos, hagamos lo que hagamos y estemos con quien estemos, de la realidad palpable que nos rodea. No sé si bueno o no vivir en Nunca Jamás, pero no quiero ser Garfio. Aún no, colega, aún no. Espero tener la capacidad de poder retrasarlo un poquito más. Por favor?
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