jueves, enero 10, 2008

Identidad



Coge la habitación cerrada más grande que puedas imaginar. Sin mueblas, sin nada. Sólo un espacio inmenso, infinito. Imáginate sus colores, sus paredes, su techo, y su suelo. Como sería? Imáginate que en este mismo espacio tuyo, infinito, con tu gama cromática, con tu suelo de parqué, convergen todas las personas que han pasado a lo largo de tu vida, absolutamente todas. Tus compañeros de parvulario, tus profesores, los del colegio, y los del instituto, los de la facultad, tus compañeros de trabajo, de todos los que hayas tenido, tus familiares, el señor al que le compras el pan, las personas de los restaurantes a los que sueles ir y te conocen, el señor del bus que ya te conoce, la recepcionista de la facultad, los camareros del Razz, los de los bares que frecuentas, todos tus amigos y amigas, tanto aquéllos que nos dejaron como los que nosotros mismos despachamos.

Todos allí juntos para ti, en tu propio espacio. Toda la gente insignificante, significante, que ha pasado por tu vida. Tus amores, y tus fracasos. Tus ilusiones, y tus desilusiones. Y ahora imagina que pudieses de ellos juntar como un mosaico la imagen que tienen de ti mismo. Y luego trata de encarjarla con la que tú tienes de ti mismo. Van a ser remotamente similares? Porque no te engañes, no eres lo mismo para mi que para otr@ .. No. Quiénes somos? Como somos? Podriamos así entender algo? Una porción mínima, un pensamiento fragmentado, saber, saber y entender.


Se me ocurre que así igual me entero de algo. Que igual alguien me dice algo que tenga cierto valor, y cierto sentido. Que qué hago aquí, qué hacemos todos aquí, y si sirve de algo. Que si tenemos que pensar en lo que somos para saber lo que hacemos.

Claro.

Y ése es mi gran dilema.

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