martes, enero 16, 2007

El año pasado tuvo sus cosas buenas, si. Pude hacer cosas que nunca había echo ; la libertad que ofrece tener un sueldo estable ( por más cutre que sea el sueldo) representa una gran diferencia cuando no tienes nada.

Pero todo fluye y nada permanece. Este año se acabaron los dias de compras impulsivas, se acabaron las cenas cada dos por tres, se acabaron los caprichos, se acabaron todos los sábados de fiesta y todos los domingos del mundo de resaca catatónica, se acabaron las horas libres, se acabó la libertad de poder hacer las cosas cuando quieres hacerlas porque no tienes más responsabilidad que trabajar. Sin embargo, y demasiado tarde me he dado cuenta, no me apetece cagarla más. Tengo que estudiar, y tengo que ahorrar. Hay que vivir, si. Pero sobretodo hay que intentar contruir los cimientos de un futuro, esperemos, mejor que el presente. No lo voy a olvidar nunca más, no. Y que los demás digan lo que quieran. Es mi vida.

Estrés pre-examenes. Solo una semana.

1 comentario:

Laura dijo...

Prioridades y relativización... eso es vivir.