sábado, septiembre 13, 2008



Cuando sueñas pensando que puede pasar algo, nunca pasa. Imposibilitas que exista, que suceda, en esta vida y en las otras que puedas tener. Borras de un plumazo cualquier esperenza, y , una vez más lamentas latentes pérdidas de las cosas que podrian haber pasado, nunca pasaron y nunca pasaran. Como lo imaginaste no, nunca.

A veces haces promesas. A veces surgen de una noche no soñada pero sucedida. Dentro de un vaso de vino, o del placer de una cerveza de tarde.

A veces las cumples, a veces no. Cuanto menos, lo intentas. Una noche de verano, ya pasado el verano, durante ese mes de septiembre cuando las pérdidas se hacen aún más latentes, G promete muchas cosas. Como fin de año, pero G jura y perjura que éstas son las aútenticas, las que de verdad importan, el año siempre empieza en septiembre, y T asiente. Es verdad, sin lugar a dudas. Ambas prometen muchas cosas, la mitad de las cuales ya han olvidado.

Prometen verse una vez al mes, para poder contarse todas esas cositas que piensan y evitar así que se pierdan en el olvido. O que ellas mismas se pierdan en el olvido, que la vida, ente aleatorio dónde los haya, las separe, como les ha sucedido a tantos otros y otras.

G y T prometen ser más sociables, más proactivas, más tolerantes y rallarse menos. G promete no universalizar su pensamiento, porque forzosamente lo que ella piensa no tiene que ser verdad. Es verdad para ella, pero es una verdad relativa. A G le gustan los relativismo, de echo, es una mujer relativa. G promete mostrarse más abierta con los suyos y los que no son suyos.

Las promesas, siempre durante las - ya - cortas noches de verano se expanden y S asegura que quiere dejar de hacerse pequeño en situaciones que , a veces, le superan. Por otro lado, F dice que quiere hacer cosas que le apetezca hacer y dejar de hacer cosas que no quiere hacer. A G le parece muy bien, le recuerda una promesa pasada y más que cumplida. Tan cumplida que a veces piensa que tiene que empezar a hacer cosas que no quiere hacer porque se ha pasado ocho pueblos.

Son promesas de una compartida noche de verano entre amigos.
Y la promesa, siempre presente, de estirar un poquito más esa amistad que dura ya muchos años.
Son cosas que pasan durante una noche de verano, entre copas, y entre amigos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Realmente el nuevo año empieza ahora. Y S vuelve a hacer muchas promesas y propósitos, las que explica y las que todavía no, para intentar sentirse mejor en un mundo nuevo, que llegó de golpe, sin que S entendiera ni por qué.

Lo que tiene claro, como G, es que quiere mantener y estirar esa amistad, aunque a veces sentimientos o circunstancias lo sobrepasen.

Fin de año, Londres, Mundo Feliz... conseguiremos llegar a un sitio donde estemos bien, y los propósitos sean únicamente para ir todavía a mejor.

Me ha encantado estar en este post. Mil gracias

S