Estambul no es Europa. Pueda que quiera serlo, y cuando eso suceda el Estambul que yo he visto, ya no existirá. Es una confusa mezcla entre tradición y modernidad, religión y ateismo, desordenadas ruinas medievo-bizantinas y mezquitas por doquier.
En Estambul aún puedes fumar en los bares y restaurantes, en los taxis, en los centros comerciales y en casi todas partes. Estambul está lleno de terracitas; la vida se hace en la calle, aunque haga frío.
Es enorme, no te la puedes patear. Las calles no estan organizadas, ni son paralelas, te pierdes con facilidad y apareces en los barrios más pintorescos, y si intentas volver al camino original puede que no sea posible, las calles no son paralelas.
Para subir al tramvía tienes que comprar jetons, que se venden en unas casitas que hay delante de todas las 'estaciones' de tramvías. Son como modenas, es fácil confundirlos. Un viaje cuesta 1.30 liras turcas, que vienen a ser, a ojo de buen cubero, 70 céntimos. La gente se las compra de una en una, antes de subir; no se compran 10 de golpe, no sé porque. Pero existen los bonoviajes. Hay tramvías, y metro, y funicular, y el ferry, que conecta la parte asiática, la parte europea-moderna, con el Estambul viejo. Hay mucha peña, por todas partes, y a todas horas. En Estambul viven 13 millones de personas, que no se apartan cuando pasas, y que nunca te piden perdón si se chocan contigo. Miran a otro lado cuando caminan, y les da todo igual. Como cuando conducen, se pasan los semáforos por el forro, y las normas de conducción, también. Ellos tienen prioridad siempre, si se te ocurre pasar aún cuando un semáforo está verde para ti, puede que la palmes.
En Estambul hay modernas y modernos. Y mujeres tapadas de la cabeza a los pies, aunque en proporción no tantas. Si ves a algunas con un pañueliqui en la cabeza. La llamada a la pregaria empieza antes del amanecer, a las 5:30 aprox, aunque nosotras no la escuchamos. Luego hacen un stop hasta las 13h, y siguen así cada tres horas. Los cantos retumban por todas la ciudad mientras 13 millones de personas caminan decididamente hacia donde vayan.Tienen facciones occidentales, y los turcos son muy guapos, me he enamorado por lo menos 15 veces, que es un record, incluso para mi.
Estambul huele a kebabs, y a especies, y a perfumes exóticos. Estambul huele a té, a verduras, y a sardinas cuando caminas por el Cuerno de Oro. En el puente Gálata la gente se pone a pescar, ahí en medio de la ciudad. Los venderores ambulantes, y camareros no te dejan en paz, te siguen y te persiguen, no entienden el NO y sudan de ti aunque les digas que hablen con tu mano. En Estambul no sabes donde estás hasta que pasan unos dias, no entiendes que coño estás mirando, si el Cuerno de Oro, el mar de Mármara, o el Bósforo, o la parte asiática, o la parte moderna. A media tarde el sol que baña Estambul se refleja a través del mar en las mezquitas haciendo que brillen en rojo, por eso se le llama el Cuerno de Oro. No tengo palabras para describir este tipo de belleza. Más vale verla por uno mismo.
El sol sale pronto, estamos casi en Asia. Y se va más pronto también. Las horas duran más. En Estambul beber no es barato, una botella de vino puede costarte, al cambio, 20€, la más barata. Bebimos Efes, que es la cerveza turca, nos gustó mucho. Los últimos dias si pedimos vino, estábamos hasta las narices de la cerveza.
Se come muy bien, los alimentos son los mismo, aunque cocinados de modo diferente. Hay de todo, carne, verduras y pasta. La berenjena está muy rica, y hasta en los restaurantes más cutres nos comimos unas ensaladas buenísimas, aunque ellos no tienen vinagre. Te ponen aceite y limón, si quieres. El pescado está rico, y también tienen calamares a la romana.
Nos fumamos una pipa de agua, está muy buena. Y fuimos al baño turco, y nos gustó tanto que queremos patentarlo en Barcelona. Entras en una gran sala toda de mármol, donde hay un centro elevado por un podio enorme. Te tumbas allí, en teoria en pelotas, aunque nosotras llevamos la parte inferior del bikini; idea estupenda donde las haya porque las masajistas te tocan el ximixurri sino lo llevas. Te tumbas ahí, que es como una sala de vapor caliente ( sólo que no hay vapor, sólo calor), y esperas tu turno, hasta que te toca. Te sacan toda la roña ( y hay mucha), y luego te hacen un masaje corporal, por delante y por detras. Las chicas de los Hamams van en bragas o bikinis. Luego te mandan a que te hagan un masaje de aceite, y luego vuelves otra vez a la sala circular y te tumbas y te relajas un rato. Miras a la cúpula, con formas estrelladas a través de las cuales entra la luza. Hay nichos individuales con fuentes en los cuales entras y te quitas el aceite.
Cuatro dias son pocos dias para ver Estambul.
La bandera turca ondea por todas partes, ellos son turcos, son patriotas a rabiar. Que se lo pregunten a los kurdos.
El estrecho del bósforo es una preciosidad. Me gustan las ciudades que baña el mar, lo he dicho mil veces. Sino hay agua, ya no me gustan tanto. Tienen un encanto especial, no hay nada como ver el reflejo del sol en el mar, y de éste a las casas que estan a las orillas del mar. Tienen ahí unas casas de puta madre, algunas eran como residencias de descanso de la familia imperial otomana. Tiene su muelle privado, y sus piscinitas.
Cuando cogimos el ferry que recorre el Bósforo llegamos a Asia. He estado en Asia, y he visto el Mar Negro.
He visto Santa Sofia, y la Mezquita Azul, y el Palacio de Topkapi, la residencia imperial del Sultan. Estuvimos en el Harem, un espacio impresionante donde estaban las mujeres del sultan. También vimos las cisternas de una basilica bizantina, impresionante jardin de 300 columnas.
Y me vuelvo a Barcelona, como siempre, pensando que no he visto todo lo que queria ver, y con las ganas de querer irme otra vez.
Las cistenas. Impresionantes. Cuestan 10 liras turcas. Yenes para mi, porque se llaman yenis allí y siempre me confundia.
La cúpula de Sta Sofia. Hay allí un andamio que jode la visión desde hace por lo menos 20 años.
Los mosaicos bizantinos fueron recubiertos después de la caida del Imperio Bizantino, cuando Sta Sofia fue convertida en mezquita, por esta horrible pintura de color amarillo huevo, y con cenefas geometrizantes.
El Mihrab, que fue un añadido cuando Hagia Sofia se convirtió en mezquita. Está situado cara la meca en todas las mezquitas, para que los fieles sepan hacia donde rezar.
La Mezquita Azul. Las mezquitas son muy bonitas exteriormente, tienen un juego de volúmenes precioso. Por dentro ya es otro tema. Estoy demasiado acostumbrada a las Iglésias como para no poder evitar hacer comparaciones. Y sinceramente, no hay comparación posible.
Y se tienen que lavar los pies antes de entrar a rezar. Entras descalza, aunque nosotras con calcetines, y no puedes entrar cuando estan rezando. Nosotras entramos cuando justo acababa el tiempo de pregaria, y aún habia gente rezando. Es un poco un chungo ver mujeres cubiertas de la cabeza a los pies, niñas que no pueden tener más de 12 años.
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