viernes, marzo 09, 2007
Siguiendo la estela de los poemas, textos, que a mi me daba por leer cuando me aburría un montón en clase, aquí tenéis un poema de Jorge Manrique. Admito que nunca leí, y seguramente jamás leeré, nada más de Jorge Manrique. Pero este poema me gustaba, aún me gusta, y me trae recuerdos de esos dias de clase en el Boscan, de esa gran alegría única de tener 16 años, de esa única gran tristeza de tener 16 años.
Sólo pongo retazos porque es demasiado largo.
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Coplas por la muerte de su padre
Recuerde el alma dormida,
avive el seso y despierte
contemplando
cómo se pasa la vida,
cómo se viene la muerte
tan callando,
cuán presto se va el placer,
cómo, después de acordado,
da dolor;
cómo, a nuestro parecer
cualquiera tiempo pasado
fue mejor.
Pues si vemos lo presente
cómo en un punto se es ido
y acabado,
si juzgamos sabiamente,
daremos lo no venido
por pasado.
No se engañe nadie, no,
pensando que ha de durar
lo que espera,
más que duró lo que vio
porque todo ha de pasar
por tal manera.
Nuestras vidas son los ríos
que van a dar en la mar,
que es el morir;
allí van los señoríos
derechos a se acabar
y consumir;
allí los ríos caudales,
allí los otros medianos
y más chicos,
y llegados, son iguales
los que viven por sus manos
y los ricos.
( ... )
Este mundo es el camino
para el otro, que es morada
sin pesar;
mas cumple tener buen tino
para andar esta jornada
sin errar.
Partimos cuando nacemos,
andamos mientras vivimos,
y llegamos
al tiempo que fenecemos;
así que cuando morimos
descansamos.
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